lunes, 26 de mayo de 2014

TORTURA EN 2014

El 45% de los españoles teme sufrir torturas si es detenido 

La ONG Amnistía Internacional presenta su informe "La tortura en 2014: 30 años de promesas incumplidas" en el que critica la falta de voluntad política para prevenir este crimen de derecho internacional 

Miembros de Amnistía Internacional durante un acto en Barcelona para escenificar a las víctimas de la tortura, para presentar la campaña 'Stop Tortura'.


El 45% de los españoles consultados por Amnistía Internacional (AI) teme sufrir torturas o malos tratos si es detenido, mientras que casi el 20% justifica este tipo de prácticas en algunos casos, un porcentaje inferior a la media (36%) en el resto del mundo.

Son datos del informe "La tortura en 2014: 30 años de promesas incumplidas", presentado hoy por Amnistía Internacional en España para lanzar una campaña contra unas prácticas que muchas veces se producen "en la sombra" por ser una "vergüenza política", según ha subrayado Eva Suárez-Llanos, directora adjunta de la ong.

Suárez-Llanos ha dicho no estar sorprendida por el alto porcentaje de españoles que temen ser torturados, tal y como señala la encuesta de AI, basada en más de 21.000 testimonios de 21 países: "¿Quién no piensa que podría sufrir malos tratos por parte de las fuerzas de seguridad en una manifestación?", ha planteado.

Ley Mordaza


Según la portavoz, el "uso excesivo de la fuerza" a la hora de reprimir las protestas coincide con un momento en el que el Gobierno pretende "cambiar las reglas del juego para hacer más difícil el derecho de manifestación en España", ha dicho en referencia a la reforma de la ley de seguridad ciudadana.


"Los gobiernos no se toman en serio que la tortura sea un crimen de derecho internacional" .
Este dato se debe a los abusos policiales "que todo el mundo puede ver en televisión", según Suárez-Llanos, quien también ha criticado la "falta de compromiso y voluntad política" contra la tortura en este país.

"Los gobiernos no se toman en serio que la tortura sea un crimen de derecho internacional", pues no está definida de forma acorde a la Convención de la ONU, ratificada por 155 Estados desde 1884, pero no respetada por 79 de ellos, ha informado AI.

"Un ejemplo de ello", según la responsable, es el caso de Billy el Niño, un exinspector acusado de torturas en los años 70 al que las autoridades españolas "niegan" extraditar a Argentina bajo el argumento de que su delito, en caso de haberse producido, ya ha prescrito.

Pero la tortura "es un crimen de derecho internacional que no prescribe", ha aclarado la directora, muy crítica también con el caso de Ali Aarrass, un ciudadano marroquí extraditado desde España a Marruecos y sometido, según su hermana, Farida Aarrass, a todo tipo de torturas inhumanas.

"Le llevaron al Guantánamo de Marruecos, donde le colgaron de los pies, le violaron con una botella hasta romperle el ano, le arrancaron cinco dientes, le ahogaron hasta que perdió el conocimiento y le amenazaron con violar a su hija"


Suárez-Llanos ha sido tajante: "Ningún país debe devolver una persona a otro país donde corre peligro de tortura". 
"Ningún país debe devolver una persona a otro país donde corre peligro de tortura" .


Para la portavoz, el Gobierno además "ignora las recomendaciones por parte de organismos internacionales" que proponen "abolir el régimen de incomunicación" entre otros "aspectos opacos que propician la tortura".
Por otra parte, el 86% de los encuestados en España desea unas leyes "enérgicas" para prevenir la tortura, una tasa superior a la media a nivel global (80 %).

"No basta con prohibirla" a través de leyes, pues es necesario interponerse entre el torturador y el torturado, vigilar que no se admitan con confesiones bajo tortura o asegurarse de que los torturadores son castigados por sus actos, ha citado Maribel Tellado, responsable de campañas de AI.

"Establecer salvaguardias efectivas" para los afectados y garantizar el "castigo" de quienes perpetran la tortura son algunos de los objetivos de la campaña, que también llega a las redes sociales bajo el hashtag #StopTortura


domingo, 18 de mayo de 2014

HUMAN RIGHTS WATCH BAJO SOSPECHA

Presuntas ONGs al servicio de los intereses del Imperio

PREMIOS NOBEL DENUNCIAN LA VINCULACIÓN CON LA CIA DE HUMAN RIGHTS WATCH


Los premios Nobel de la Paz, Adolfo Pérez Esquivel y Mairead Maguire, junto a un centenar de académicos estadunidenses y canadienses, solicitaron esta semana a Human Rights Watch (HRW) que tome medidas concretas para afianzar la independencia de la organización, debido a que sus principales directivos poseen vínculos con el Partido Demócrata, del gobierno de Estados Unidos y hasta con la Agencia Central de Inteligencia (CIA, por sus siglas en inglés), tal es el caso de Miguel Díaz, quien ahora es funcionario del Departamento de Estado.


Pérez Esquivel y Maguire, respaldados también por ex funcionarios de la Organización de Naciones Unidas, enviaron ayer una carta al actual director de HRW, Kenneth Roth, en la que señalan que las relaciones cercanas con el gobierno de Estados Unidos generan conflictos de intereses a la agrupación con sede en Nueva York.

El primer paso que debe dar HRW, se sugiere en la misiva, es cerrar la puerta giratoria a aquellos que han sido funcionarios públicos en la diplomacia estadounidense y luego pasan al equipo de la organización y a sus cuerpos de asesoría o dirección.

En la carta se menciona que Miguel Díaz, quien fue analista de la CIA en la década de los 90, ocupó una silla en el consejo de asesores de HRW de 2003 a 2011 y en la actualidad, como funcionario del Departamento de Estado, es el interlocutor entre la comunidad de inteligencia y analistas no gubernamentales.

Otros tres miembros de HRW que tienen vínculos con el gobierno son Tom Malinowki, Miles Frechette y Michael Shifter.  A su vez, Susan Manilow se ha declarado altamente involucrada en actividades del Partido Demócrata.

sábado, 10 de mayo de 2014

EL DINERO ES EL ESTADO

El verdadero Estado de nuestro tiempo es el dinero


La cultura postmoderna desecha como basura las instituciones democráticas


Vivimos bajo el imperio de la caducidad y la seducción, en el que el verdadero «Estado» es el dinero. Se trata de un tiempo post-histórico que ha abrazado de manera no consciente la cultura postmoderna desechando todo lo anterior como trastos viejos. Entre estos “trastos”, que ni siquiera son restos arqueológicos de poco valor sino basura, los más abultados son las Instituciones de los Estados Democráticos. Por Javier del Arco (*)


Heráclito de Éfeso propuso un paradigma del mundo presidido por el cambio permanente, de manera que todo cambiaba y nada permanecía o era. Sin embargo, este sabio de Grecia no pensó en destruir la polis griega ni su areté. La postmodernidad actual está en ello. 
  
En su obra “Modernidad Líquida” Zygmunt Bauman investiga cuáles son las características de las cúspides de la sociedades capitalistas, siempre muy minoritarias y rigurosamente diferentes de la sociedades burguesas o de las viejas hidalguías e infanzonías, tanto de la que se ha mantenido en transcurso del tiempo, como aquellas que han cambiado. 
  
Un desmedido afán acumulativo 
  
Destaquemos en primer lugar una característica del gran capital: la acumulación por la acumulación. Esta forma de proceder ha estado siempre presente en la estructura de los grandes capitales pero, en el llamado capitalismo tardío, esencialmente financiero y que se corresponde con el final de  la modernidad y comienzo operativo de la postmodernidad, dicho afán acumulativo adquiere un carácter nuclear. 
  
Como consecuencia directa de ese desmedido afán acumulativo, se incrementa el individualismo de la población en general y las relaciones humanas devienen en precarias y volátiles. Se trata de competir, no de cooperar, incluso entre colegas. Así, cada vez menos se habla de equipos y mucho más de personajes providencia. Los caza-talentos fichan personas y no equipos conjuntados. 
  
Se produce así una sensible disminución de la solidaridad y un incremento exponencial del egoísmo. Este último es una plaga que se extiende y de la que son paradigmas aquellos más pudientes. La sociedad líquida propicia ese cambio porque, como buena hija de la postmodernidad que niega cualquier gran relato, se aleja de cualquier conjunto de valores entrelazados entre si que se pudiesen nutrirse en fuentes humanísticas. 
  
De manera que cualquier estructura potente que conforme un marco de justicia, especialmente justicia social, es indeseable. 
  
Fluidificar para domesticar y consumir 
  
La modernidad líquida, lo repetiremos hasta la saciedad,  es cambio continuo y transitoriedad. Ello implica necesariamente inquietud e inestabilidad. Se diría que los postmodernos líquidos propugnan esa inestabilidad para mantener al límite la tensión de los individuos. Ninguna faceta de la vida humana es estable, especialmente dos fundamentales: el trabajo y la familia. 
  
De lo que se trata, escribe Bauman, es de relajar, fluidificar y, finalmente, diluir, cualquier norma que entrañe algún obstáculo para los grandes poderes económicos. 
  
Así, desde el nacimiento de la Organización Mundial del Comercio (OMC) en Uruguay en 1993 –en cuyo proceso la inteligencia norteamericana echó el resto- se viene produciendo un proceso imparable de “desregulación, flexibilización y liberalización de los mercados» tal y como señala Bauman. 
  
Todo ello genera un cúmulo de tensiones, no sólo sociales sino también existenciales. Estas últimas surgen cuando los humanos nos relacionamos mal –y lo hacemos cada vez peor- o simplemente prescindimos del otro, de nuestro prójimo, salvo para un disfrute material efímero, un uso divertido o placentero, convirtiéndolo, como dice Vicente Verdú, en un “sobjeto” híbrido esperpéntico de sujeto (persona) y objeto (material fungible). 

El nuevo Estado como propiedad particular. 
  
Estado versus estado. La sociedad líquida se ha segregado para que los modelos y estructuras sociales no puedan perdurar y por lo tanto tampoco enraizarse. Así, vivimos bajo el imperio de la caducidad y la seducción en el que el verdadero «Estado» es el dinero, por lo que se genera un marco en el que se renuncia a la memoria de los hechos, tanto generales como particulares. 
  
El olvido no sólo del Ser –que tanto preocupó a Heidegger- sino también del pasado colectivo, constituyen una condición que caracteriza un tiempo post-histórico que ha abrazado de manera no consciente la cultura postmoderna desechando todo lo anterior como trastos viejos. 
  
Entre estos “trastos”, que ni siquiera son restos arqueológicos de poco valor sino basura, los más abultados son las Instituciones de los Estados Democráticos 
  
Una clase política que máquina su propia autodestrucción 
  
Vivimos un periodo histórico de máxima incertidumbre. Nace así una sociedad de múltiples riesgos, en la que se han debilitado los sistemas de seguridad que protegían al individuo en lo social, lo económico, lo educacional, lo cultural, lo jurídico y todo lo que se relaciona con la integridad física y moral de la persona. 
  
La nueva sociedad liquida rezuma riesgos e incógnitas. Y la clase política que habita en ella –al servicio de oscuros intereses espurios que en su momento no hurtaremos al lector-  es incapaz de percibir que en el fondo hoy labra, con mayor o menor presteza, su propia aniquilación. 
  
Pero hay algo mucho peor en el horizonte que la desaparición de una élite política en el sentido “paretiano” de la misma. Ese eclipse sería bueno en si mismo porque dicha clase se halla deshecha por la corrupción y los particularismos. 
  
La política democrática de calidad muy baja, crecientemente alejada de los ciudadanos, se devalúa día tras día y de esas devaluaciones surgen inevitablemente populismos que son antesala directa del totalitarismo. 
  
Y los hechos que acaecen parecen indicar que ese tiempo está próximo. 
 
(*) Javier del Arco Carabias, Biólogo y Filósofo, es profesor de Universidad.

jueves, 1 de mayo de 2014

AMNISTIA INTERNACIONAL. INFORME SOBRE ESPAÑA

España: El derecho a la protesta, ¡amenazado!



En España, las autoridades están asfixiando las protestas pacíficas. Las multas, los malos tratos, el uso excesivo de la fuerza y la impunidad policial ante los abusos están afectando el derecho a la libertad de expresión y reunión.
Los proyectos de reforma legislativa pueden suponer además un duro golpe a la protesta pacífica. No podemos consentirlo. No podemos consentir que muchos manifestantes pacíficos estén pagando un alto precio por ejercer sus derechos humanos.
"Dos personas me empujan contra la pared y me tiran al suelo. Me sacaron fuera y se identificaron como policías. Me dijeron que estaba detenido porque había intentado agredir al consejero de Sanidad. Si no fuera por las imágenes, tendría serios problemas. [...] La policía sabe que debido a sus acusaciones falsas uno puede pasar todo el día detenido y nadie será responsable por ello. Que te detengan ha sido una experiencia muy negativa. Estoy tranquilo porque existen grabaciones, a nadie le gusta estar detenido, el miedo que pasas, que tus jefes piensen que has agredido al consejero, que tus amigos piensen que has agredido a alguien.Tras todo esto vas con mucho miedo, vas con más cuidado, mis amigos y mi abogado me aconsejan que no vaya a los escraches y que en los deshaucios no esté en primera línea".
En España, las medidas de austeridad adoptadas en el contexto de crisis económica han llevado a miles de personas a salir a la calle para protestar ante los recortes de servicios básicos que afectan a sus derechos.
Las autoridades españolas sin embargo, están respondiendo a la movilización con restricciones a los derechos a la libertad de expresión y reunión pacífica. La policía ha sometido a comprobaciones de identidad a manifestantes pacíficos durante las manifestaciones o incluso antes de ellas; se han impuesto multas a personas simplemente por asistir a protestas o reuniones; manifestantes pacíficos han sufrido abusos y uso excesivo de la fuerza, o han sido detenidos y trasladados a comisarías donde han sufrido tratos humillantes o malos tratos bajo custodia.
Estos abusos no son investigados adecuadamente. Las autoridades no han rendido cuentas por ellos. Al contrario, en lugar de defender y garantizar el derecho de libertad de expresión y reunión pacífica están tratando de reformar la legislación. El endurecimiento del Código Penal y de la Ley de Seguridad Ciudadana pueden ser un nuevo golpe para estos derechos.
No vamos a consentir que asfixien la protesta pacífica ni con abusos ni con leyes represivas. No vamos a consentir que los manifestantes pacíficos sigan pagando un alto precio por ejercer sus derechos humanos.
Porque el descontento no puede acallarse mediante la represión. Y porque la protesta es sin duda la mejor manera de defender tu derecho a protestar.
¡No te calles y defiende tu derecho a la protesta! ¡Muestra tu oposición a las reformas que restringen el derecho a la libertad de expresión y reunión !