viernes, 26 de junio de 2015

SOY UN ALDEANO SIN MUNDO CAROLINA PUNSET

Carta de auxilio para Carolina Punset


Hola Carolina, me llamo Cose Visente, y le escribo para pedirle ayuda. La inmersión lingüística que nunca tuve me impide escribir bien en español. Aun así, haré un esfuerzo para que me pueda entender escribiendo en su idioma la lengua común. Hace un tiempo que estoy sin trabajo, e intuyo que detrás de mi situación está el aldeanismo congénito que me sojuzga: mi lengua materna es el valenciano. Como dijo nuestra compañera María Cosé, es un defecto que tengo, y espero poder solucionarlo con su ayuda.
He decidido que de mayor quiero ser ciudadano del mundo, siguiendo su ejemplo. Como su padre sabe de ciencia y cosas así y tiene ese hablar como hipnótico y se dobla a sí mismo pues he pensado que, con su ayuda, podría dar con la solución y liberarme de este tormento. No sé, ¿se ha planteado abrir una clínica de desvalencianización? Creo que tendría mucho éxito. Un par de sesiones a la semana y estoy seguro de que a los pacientes se les quitan las ganas de vivir de hablar valenciano en un periquete y las ofertas de trabajo empezarán a caer del cielo. Es cierto que en 32 años el valenciano no me ha servido para nada, aparte de para pensar, hablar o escribir. Es como uno de esos viejos mecheros que conservamos en el cajón aunque tengamos vitrocerámica.
La verdad es que envidio a los que son cosmopolitas como usted, que cuando llegan a Valencia, como gente de mundo que son, no saben ni donde está su lugar de trabajo. El cosmopolitismo no hace prisioneros. Tras investigar un poco gracias a Google.es (punto ES) me he enterado de que el país europeo con menos paro es Alemania; el país americano con menos paro es EEUU; y el país asiático con menos paro es Corea del Sur. ¿Qué tienen en común estos tres países? En efecto, nadie habla valenciano en ellos.
He seguido con interés su intervención hoy en les Corts, aunque no entiendo muy bien qué hace en un parlamento aldeano y no en un parlamento repleto de ciudadanos del mundo y de banderas del mundo rojigualdas como, por ejemplo, el que hay en la Carrera de San Jerónimo en Madrid. Los nacionalismos son una mierda, viviríamos mejor si todas las partes fueran España y todos los ciudadanos del mundo que en el mundo hay hablaran español. ¿Por qué se empeñan en jodernos todos? ¿Por qué hablan raro en todas partes? Mire qué pasa en Suiza, en cada esquina hablan un idioma diferente. Tienen 4 ó 5, y ninguno de ellos es el español. Carne de paro y miseria. Les falta la mano de un ciudadano del mundo, naturalmente. Podría irse usted para allí. Muchos secundarían la moción.
carolina punset
La legislatura que ahora empieza es un reto muy importante, y espero que esté a la altura de las circunstancias.El paleto del alcalde de Valencia ya nos dio un susto con la bandera del puerto, como dijo el Querido Líder. Yo estoy intentando aprender en esto de la ciudadanía del mundo (¡hostia, ahora entiendo lo de “Ciudadanos”!) pero ya se me han ocurrido algunas propuestas. Al lado del puerto, en la playa, he visto banderas de color verde, amarillo o rojo. Me parece populista y un dispendio excesivo. Podríamos cambiarlas por un color aleatorio. No sé, rojigualdo. El jefe de Simo Push, Pedro, creo que tiene una muy grande en su casa de la que podemos cortar pedacitos. Podría preguntarle. Seguro que le entiende porque él también es cosmopolita como usted y hablacosmopolitense castellano. Además se llama Pedro, y no Simo, Fráncesc, Hénrik o cosas raras como las que pululan ahora por las Cortes. Falta les hace a los del pesepeuve tener a dirigentes decentes como Doña Susillary, Don Paco Vázquez o Don Joaquín (¡ves, Simo, como no es tan difícil!) Leguina. Cosmopolitas de pura cepa.
También comparto preocupación por las cosas de Cataluña de las que usted ha hablado. Algunos la acusan de no tener ni puta idea de lo que pasa en Valencia y que por eso habla de Cataluña. Yo creo que se equivocan. Los que, como usted, tienen una mirada superior ven las cosas con perspectiva. Y claro, visto desde el mundo, ¿qué diferencias hay entre Cataluña, Valencia, Kosovo o Transnistria? A ojos de un aldeano, muchas; visto por cosmopolitas, menudencias en cualquier caso. Por eso, querida Carolina, espero que sea implacable e impida que Simo y sus amiguitos, que a su vez son amiguitos de unos que tienen amiguitos en ETA y un día favearon a Zapata no se salgan con la suya. Los de Compromís, además, son socios de la Esquerra. O algo. Se empieza pidiendo una financiación justa y acaba uno convocando referéndums y endiosando a Lluís Llach. De cajón.
Acabo ya, querida Carolina. Solo quiero decirle que su irrupción en la política valenciana ha sido entrañable, y un chorro de agua fresca. Usted ha llegado en cinco minutos de discurso más lejos que nadie del PP en más de treinta años de parlamentarismo valenciano. Por favor, cúrenos. Somos unos cuantos millones. Espero que tenga tiempo para todos.

miércoles, 24 de junio de 2015

LA CIENCIA Y EL BOTE DE MISTOL

Quemando horas de trabajo por un bote de Mistol


Hace unos meses llegó a un laboratorio del CSIC una carta del Ministerio de Economía y Competitividad (MINECO) donde se informaba de los resultados de una auditoría efectuada a un proyecto de investigación del Plan Nacional. En la carta se anunciaba que se debían devolver más de 60.000 euros que, pese haber sido gastados, no se había justificado el gasto adecuadamente. Tras recurrir las conclusiones de dicha auditoría, hoy ha llegado la decisión final: se han de devolver 1.400 euros mal justificados. Un análisis pormenorizado de la auditoría lleva al más absoluto esperpento, tanto por el tiempo de dedicación laboral de un número elevado de personas (llegando a interrumpir la labor investigadores que deberían estar efectuando) como por las causas que motivan la devolución del dinero.


Punto 1: los proyectos de investigación. Cada año el ministerio que lleva el área de ciencia (que en los últimos años han sido el Ministerio de Ciencia y Tecnología, el Ministerio de Educación y Ciencia, y el MINECO) ha lanzado una convocatoria competitiva de proyectos de investigación. Los científicos de los institutos públicos de investigación (como el CSIC, CIEMAT, Instituto Carlos III; etc), de las universidades o de centros privados de investigación o enseñanza, solicitan fondos para desarrollar algún programa de investigación. Estas solicitudes son evaluadas por un comité seleccionado por la Secretaría de Estado de Investigación y, en función de la calidad de las propuestas y de los fondos asignados, se aprueban algunos de esos proyectos. La cuantía es muy variable, desde unos pocos miles de euros hasta los 400.000 (muy pocos llevan a esa cifra) y cubren un periodo que suele oscilar alrededor de los tres años. Además, en algunos casos se da una aportación suplementaria para personal de investigación en formación (los contratos llamados FPI), para que algún investigador complete un programa de doctorado.
Punto 2: dinero de las arcas del estado. El dinero de estas ayudas es público. Por tanto es saludable que el dinero se gestione bien y se vigile que los gastos de los investigadores se correspondan con lo diseñado en la propuesta. Cuando se redacta la propuesta de proyecto se incluye un presupuesto y un listado de gastos previstos, tanto a nivel de instrumental como de material necesario para la investigación. Dado el tipo de trabajo que se lleva a cabo, y teniendo en cuenta que se ha de presupuestar 3 años por adelantado se suelen usar genéricos. Empleando un ejemplo del área de biomedicina, es imposible saber con 2 años de antelación si se va a gastar 1, 10 ó 100 unidades de Taq polimerasa, de malato deshidrogenasa o de ATP, por lo que se suele usar el genérico “reactivos químico/enzimáticos”. Hay un largo listado de material que se puede justificar y otros que no. La lista de justificable abarca desde viajes a congresos, gastos de publicación, reactivos, etc. Pero queda fuera de justificación cosas tan esenciales como material de papelería o de limpieza. Así se da la paradoja de que se puede justificar la compra de una impresora, pero no la de cartuchos de tinta para dicha impresora.
Punto 3: la picaresca “marca España”. Por mucho que uno intente ser optimista, las crisis sólo valen para empobrecernos. Esa frase de “la crisis ha valido para algo” me revienta un poco, sobre todo cuando uno lee cómo ha incrementado la pobreza en Europa. Lo que sí ha hecho la crisis es intentar sacar fondos de debajo de las piedra y que no se escape el dinero circulante (que es mucho menor al de hace unos pocos años). Un análisis de las causas de la crisis ha permitido poner en primera plana los gastos superfluos, que pasaban más desapercibidos en épocas de supuesta bonanza (y digo supuesta porque en España nunca ha existido bonanza en investigación), así como los casos de picaresca, que en algunos casos se podrían considerar directamente como levantamiento de bienes públicos. En los últimos meses se han incrementado los sistemas de control sobre los empleados públicos, pero como suele ocurrir en este oscilante país se ha pasado de un extremo al otro.
Punto 4: investigador = presunto malversador. Hemos pasado de la época en la que era posible que un empleado público pasara una parte importante de su jornada laboral en un gran almacén sin que nadie le llamara la atención a otra donde los empleados públicos son tratados como personas sospechosas. ¿Cómo afecta esto a los laboratorios? Siempre ha existido un control del gasto, cada año se ha de presentar al ministerio una partida justificada de gastos, detallando las facturas. Sin embargo en múltiples ocasiones se han detectado desfases o gastos no justificados que colaban gracias a la llamada “ingeniería financiera”. Eso ha sido así, y lo seguirá siendo porque en España sabemos tanto de salto de vallas que me extraña que no tengamos ninguna medalla olímpica en dicha competición. Para evitar que esa ingeniería financiera se convierta en una costumbre se ha incrementado el control en el gasto (lo cual es sano) mediante la subcontratación de empresas privadas que realizan auditorías y que, por la forma que actúan, parece que van a comisión (lo cual no es tan sano). Estas empresas parten del supuesto de que los investigadores españoles son por definición unos malversadores y hay que pillarlos como sea. Y ahí empieza el dolor de cabeza.
Punto 5: cuando se llega al esperpento. Como indiqué anteriormente, un laboratorio del CSIC ha recibido del MINECO una carta en la que se informa que faltan por justificar adecuadamente más de 60.000 euros de un proyecto de investigación que terminó hace 4 años. Esa cantidad supone casi un 25% de los fondos totales del proyecto y parece que alguien del MINECO (o de la empresa subcontratada para hacer la auditoría) sospecha que los investigadores responsables de dicho proyecto desviaron fondos a partidas no presupuestadas. Se informa de que en caso de no poder justificar adecuadamente dicha cantidad se pedirá su reposición. Eso en sí mismo, provocaría un jaleo de tomo y lomo: los investigadores no pueden pagar de su bolsillo dicha cantidad, ya que el proyecto va a la institución (en este caso el CSIC). El CSIC es quien debería poner ese dinero, pero no hay fondos para eso, por lo que el dinero se sustraería de proyectos de investigación vigentes. Pero dado que en dichos proyectos no está presupuestado ese gasto, se creará el mismo problema para el futuro, con lo que el 25% del dinero de un proyecto acabaría de nuevo en hacienda.
Una vez el investigador recibe la carta pone a la administración del centro del CSIC a trabajar, se buscan las facturas con las que justificar lo que se dice que está mal justificado. Podéis imaginar lo que supone buscar todas las facturas de proyectos acabados hace varios años: muchas horas de trabajo por parte de personal de gestión. Una vez localizadas, clasificadas y etiquetadas todas las facturas se envían a los auditores. La respuesta llega a los pocos meses: aún falta más por justificar o por explicar con más detalle. De hecho vuelven a pedirse facturas que ya se han enviado, lo que hace sospechar de la profesionalidad con la que operan estas empresas auditoras. Después de más de tres meses de papeleos y muchas horas de trabajo de empleados públicos llega la resolución final e irrevocable: se ha de devolver al erario público 1.200 euros mal justificados. Decenas de horas de trabajo de varias personas del centro de investigación, más lo que cobren los auditores; material de oficina, árboles sacrificados para crear n veces papeles y más papeles. Todo ello para recuperar 1.200 euros. Todo un récord de “brillante” gestión.
Pero no acaba ahí el esperpento: la notificación final viene realizada con gran lujo de detalles. Aparece una columna donde se indica el gasto y otra columna donde se asocia la cantidad aceptada como justificada. La diferencia entre ambas cantidades es lo que se ha de devolver al erario público. Y esas diferencias son tan ridículas como las causas de esa mala justificación. Así en una diferencia de 8.98 euros se informa que no se puede justificar la compra de “post-it, sobres, bolígrafos, papel o una libreta” y en otra de existe una diferencia de 1.95 euros no parece justificable la compra de una bayeta y un bote de mistol. Parece que la toma de notas de los experimentos o la limpieza del laboratorio no es justificable desde el punto de vista económico. En algunos laboratorios se empezarán a montar vitrinas con artículos de lujo como por ejemplo el bote de mistol de litro.


La ciencia y sus demonios

lunes, 15 de junio de 2015

LA CIENCIA Y LA CREACION

10 razones para no creer en «La Ciencia de la Creación»


Tras la sentencia del “juicio del mono” varios estados del denominado cinturón bíblico de los Estados Unidos dictaron leyes para prohibir la enseñanza de la evolución en clase de ciencias. En realidad lo que se consiguió con esas leyes fue una bajada de la calidad de la enseñanza en ciencias en los EEUU. Pero el inicio de la carrera espacial cambia esa dinámica, los soviéticos lanzan el primer satélite y EEUU se ve obligada a realizar un esfuerzo científico y tecnológico para tomar la delantera. Eso lleva a que un incremento de inversión en ciencia y derogar las leyes contra la enseñanza de la evolución en todo el país. Esto no es aceptado por algunos grupos extremistas cristianos que, pretenden introducir una nueva enseñanza llamada “Ciencia de la Creación” en clase de ciencias, dotándola de una pretendida entidad científica. La idea parte del ICR (Institute for Creation Research) y el cuerpo curricular no es más que una interpretación muy particular de algunos libros de la Biblia.
Estas son las 10 principales razones esgrimidas por nuestros lectores por las que tal disciplina no puede ser considerada una ciencia:
  • 1.- No asume la base de trabajo de la Ciencia. No es ciencia porque no se basa en el método científico en ninguna de sus variantes, no aceptando además un espíritu o revisión crítica ante sus propios argumentos. El método utilizado es exclusivamente el criticar los puntos peor conocidos de diversas teorías científicas ofreciendo alternativas sin apoyo empírico, cuando no meramente incontrastables, siempre que coincidan con las historias de su libro sagrado.  Sus conclusiones no pueden ser contrastadas y no hay experimentos ni procesos que puedan reproducirse, algo imprescindible en una disciplina científica.
  • 2.- No es ciencia porque es dogmática. En ciencia nunca pueden adoptarse dogmas inmutables,  algo que el creacionismo hace a menudo, como en el caso de la edad de la tierra, la creación separada de las especies, el diluvio universal, etc.
  • 3.- Una teoría científica no puede sostenerse sin evidencias. La supuesta “ciencia de la creación” no presenta ninguna evidencia que lo sustente, ya que incluso aunque en un hipotético e improbable futuro se descubriera alguna “evidencias contraria” a la Teoría Evolutiva (entendiendo ésta como evolución por selección natural), esto no es evidencia de Creación. En el trabajo científico, la inviabilidad de un modelo no es ratificación del modelo contrario
  • 4.- Es estática. No es ciencia porque no permite el avance, dado que aboga por quedar anclados en las descripciones realizadas por determinados profetas hace dos mil años. No admite cambios ni progreso, no permite nuevas líneas de investigación, no soporta nuevos enfoques ni el contraste de hipótesis que contradiga su libro sagrado. Mientras la ciencia hace avanzar el conocimiento, el creacionismo lo estanca definitivamente.
  • 5.- Incoherencia a nivel global. Una teoría científica debe ser coherente con el marco global de conocimientos. Al rechazar toda una serie de hechos demostrados, tanto en el campo de la biología como en el de la química, la física o la astronomía, las tesis creacionistas obligan a rechazar la mayor parte de nuestro conocimiento científico, así como de la ingeniería derivada del mismo,  una ingeniería que nos ha permitido, entre otras cosas, tener energía barata, crear fármacos eficaces, construir aparatos electrónicos sofisticados o salir del sistema solar.
  • 6.- No es predictiva. Una teoría científica debe ser capaz de realizar predicciones. El creacionismo carece de esta característica, ya que solo explica fenómenos ad hoc y de modo filosófico. Es incapaz de realizar predicción comprobable alguna basándose en sus postulados. Igualmente, existe una total imposibilidad de obtener relaciones y leyes generales a partir de los fenómenos “supuestamente estudiados”.
  • 7.- Negacionista sistemática. Obvia o niega sin argumentos todo aquello que contradice sus premisas, como prácticamente todos los métodos de datación e identificación tanto geológicos como astrofísicos que no concuerden con su visión. Curiosamente los apoyan cuando se consigue demostrar la tumba de un santo o la edad de cierta prenda de vestir.
  • 8.- Pies de barro. Tiene como base histórico-científica una recopilación de mitos y leyendas populares adaptados en los que se afirman falsedades o inexactitudes demostradas, como el geocentrismo, un valor de Pi igual a 3,  diluvios imposibles, etc.
  • 9.- Sin poder explicativo. El relato del Génesis no explica la diversidad del ser humano ni el progreso de éste a partir de una única pareja. Tampoco puede explicar las relaciones filogenéticas de todos los seres vivos.
  • 10.- Sin Ciencia. Sería la primera ciencia sin actividad científica: los creacionistas no realizan investigaciones de ningún tipo en ninguna Universidad o Laboratorio reconocido. Sus publicaciones no son revisadas por ningún comité de científicos e investigadores ni se publican en revistas estándar. Su ámbito de difusión no pasa ni por Escuelas, Colegios, Universidades o Museos, sino por el de Escuelas, Colegios o Universidades Religiosas, Museos financiados por ellos mismos o Iglesias y Templos.


La ciencia y sus demonios